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“Jon Rahm: el poder de pensar en positivo”, por Pau Gasol

Jon Rahm se convertía en el primer español en proclamarse campeón del Abierto de Estados Unidos, situándose así de nuevo a la cabeza del ranking mundial.
Jon Ram

Hace un mes, un joven golfista español nos maravilló a todos consiguiendo un hito histórico. Jon Rahm se convertía en el primer español en proclamarse campeón del Abierto de Estados Unidos, situándose así de nuevo a la cabeza del ranking mundial. Sin ánimo de quitarle ningún mérito a este enorme éxito deportivo, lo más admirable a mi parecer fue lo que le sucedió dos semanas antes del US Open y cómo afrontó ese momento para poder ganar en el campo de Torrey Pines de San Diego.

A principios de junio, Jon Rahm tuvo que retirarse del Memorial Tournament, cita del PGA Tour -el principal circuito estadounidense de golf-, donde defendía el título, tras ser informado de su positivo por coronavirus. En esos momentos, Jon iba líder de la competición con una gran ventaja respecto a sus rivales, seis golpes por delante para ser exactos. Sin duda, ese golpe moral podría haber mermado la confianza del golfista a la hora de encarar uno de los grandes torneos de la temporada. Pero Rahm, como comentó en sus declaraciones después de ganar el US Open, nunca culpó a nadie por su descalificación y quiso mantener un pensamiento positivo, centrándose en aquello que podía controlar.

Hoy me gustaría hablaros de la figura de este deportista que, más allá de la espectacular gesta que ha conseguido, tiene una historia que nos puede servir de inspiración en muchos sentidos.

Confianza en uno mismo

Jon tuvo la fortuna de nacer en una familia en la que el deporte jugaba un papel fundamental. De pequeño, fue animado a probar distintas disciplinas deportivas -como son el fútbol, el piragüismo o el kung fu- antes de decantarse por el golf, un deporte que solía practicar junto a su familia. Su entorno favoreció así que Rahm descubriera la pluralidad y diversidad del deporte y que pudiera escoger su propio camino. Un enfoque que me recuerda mucho al que mi familia adoptó conmigo en su momento.

Empezó a entrenar en la Escuela Celles y, pese a su juventud, ya dejaba a todos con la boca abierta con su constancia y esfuerzo. Decía en alto que quería ser (y sería) el número uno. Desde mi punto de vista, proyectar tu visión y creer en ella es fundamental. Aunque para mucha gente puede parecer ilusoria, lo importante es que tú creas en ella y la veas posible. Está claro que no todo el mundo logrará cumplir el sueño de convertirse en deportista profesional, pero si realmente confías en ello, lo visualizas y estás dispuesto a trabajar y esforzarte más que nadie, tienes mayores posibilidades de conseguirlo. En mi caso, recuerdo que de pequeño decía que iba a jugar en la NBA y que me enfrentaría a Michael Jordan. Mucha gente se reía y me decía que me olvidara, pero yo siempre tuve presente ese sueño, que me acompañó a lo largo de mi camino (hasta el día en el que, en efecto, me enfrenté a Michael Jordan en diciembre de 2001).

Deporte y educación

Siempre hablo de la importancia de que los atletas se formen y estudien mientras se preparan para sus carreras deportivas. Jon Rahm es un ejemplo en ese sentido: no quiso hacerse profesional hasta terminar su carrera de comunicación, a pesar de tener muy buenas ofertas. De hecho, fue la promesa que hizo a sus padres cuando se fue a estudiar a Estados Unidos. Admiro profundamente la valiente decisión que tomó ya que demuestra su respeto hacia el deseo y la voluntad de sus padres.

Por otro lado, considero que, más allá de prepararle para el futuro después del deporte, la formación académica le ha proporcionado unos fundamentos sólidos sobre los que construir su mentalidad como deportista de élite. Valores como la responsabilidad, el trabajo en equipo, el sacrificio, la constancia, la fortaleza mental… van muy ligados al proceso educativo y formativo. Estoy seguro de que esta madurez que evidencia cuando compite la ha conseguido, en parte, gracias a la base que le ha proporcionado la formación. Además, el deporte profesional es muy imprevisible. Un contratiempo, como puede ser una lesión grave, puede terminar con tu carrera deportiva de forma prematura. Contar siempre con un “plan B” que te motive y te guste es fundamental para garantizar un futuro mejor.

Fortaleza mental

Decimos a menudo que los deportistas deben tener fortaleza mental, y os aseguro por mi propia experiencia que es un factor determinante. Pero se habla poco del gran mérito que tiene trabajarla cuando esta no viene dada. Algunos grandes deportistas han demostrado al principio de su carrera un carácter poco compatible con una carrera fructífera pero se han esforzado para revertir esta situación. Es el caso de Rahm, que ha aprendido a canalizar, en pro de su juego, las emociones que en sus primeras etapas le costaron castigos y amonestaciones (por ejemplo, tirar un palo al fallar un golpe). Sigue trabajando en ello de forma regular.

El factor psicológico y mental es muy importante en el deporte profesional, especialmente cuando aspiras a estar en lo más alto. Una vez tienes éxito y reconocimiento, te das cuenta de las consecuencias de tus acciones ya que, más allá de la repercusión mediática, estas son seguidas por miles de niños, niñas y jóvenes que te admiran e imitan lo que haces. Es importante entender que te conviertes en un referente y debes actuar con responsabilidad. Además, creo que este punto se vuelve especialmente evidente cuando eres padre -de hecho, Jon lo comentaba después de conseguir el título-. La paternidad te muestra tu vida bajo un prisma que desconocías. Te da una dimensión diferente y quieres que tu hijo o hija se sienta orgulloso de ti. Te da una perspectiva y un sentido enorme.

Una carrera de récord

Podríamos decir que Rahm lleva una trayectoria deportiva de récord. Su palmarés universitario es uno de los mejores de la historia: terminó su carrera amateur siendo el número uno del mundo y mantuvo esa posición durante 60 semanas. Ahora ha vuelto a convertirse en líder del ranking mundial de su deporte después de hacerlo por primera vez en 2020. Pero, como comentamos al inicio, cualquier contratiempo puede poner a prueba tu capacidad de reaccionar ante situaciones adversas.

Muchos en su caso se hubieran venido abajo, preguntándose el porqué; o hubieran culpado a otros de su situación, utilizando excusas para justificar su estado. Jon, por el contrario, lo analizó y optó por pensar en positivo. Decidió que esa situación aparentemente injusta podría proporcionarle algún retorno positivo más adelante. Supo que estaba en el buen camino, jugando a un gran nivel y con su familia apoyándole. Incluso el positivo en Covid le permitió quitarse presión y disfrutar más del torneo. Encontró un ángulo, una forma de verlo, que le ayudó a rendir mejor.

Gracias, Jon, por recordarnos una vez más que de todo se aprende, que los golpes en la vida suceden y lo que importa es cómo reaccionamos ante ellos. Sigamos pensando en positivo.

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