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ley segunda oportunidad

El fin de la carencia en los préstamos ICO acelerará las reestructuraciones

Billetes euro

La supresión de la moratoria concursal en julio añade presión a las empresas

El próximo 30 de junio finaliza el periodo de carencia de los préstamos con aval del ICO lanzados por el Gobierno en la primavera del 2020, cuando muchas empresas estaban ahogadas por la falta de ingresos que provocó el gran confinamiento. Ese mismo día concluye también –ya sin más prórrogas posibles– la moratoria concursal iniciada a la vez que el resto de medidas iniciales de choque contra la pandemia. Durante casi dos años, ha estado en suspenso la obligación de los administradores de presentar concurso de acreedores en los dos meses siguientes a conocer su estado de insolvencia. En torno a esos días, además, debería entrar en vigor la nueva ley concursal, que se encuentra en tramitación en el Congreso, que establece nuevas reglas procesales para suspender pagos.

El cóctel puede ser explosivo. La coincidencia temporal de todo lo anterior constituye un poderoso incentivo para que las empresas más apuradas en su tesorería o con problemas estructurales de solvencia aceleren en su búsqueda de soluciones ante de que sea demasiado tarde. Sin que haya una fórmula única para salir del paso. “El momento que se avecina originará soluciones múltiples que pueden pasar por operaciones de deuda, capital o por una combinación de ambas, incluyendo el concurso de acreedores como alternativa indefectible para las empresas más afectadas por la crisis”, explica Naiara Bueno, socia del despacho Garrigues.

Aparentemente, no se avecina una tormenta apocalíptica como la que se ha dibujado, por parte de distintos actores, en varios de los momentos pasados desde que llegó la pandemia. España crece a buen ritmo, la economía está totalmente abierta y sin apenas restricciones y solo falta la llegada del turismo a gran escala para acabar de reactivar a los sectores más rezagados. Pero el cuadro general no siempre coincide con los balances y la tesorería de las empresas concretas, especialmente si forman parte de sectores castigados como todos los relacionados con el turismo.

En el departamento de gestión de clientes problemáticos de una de las grandes entidades financieras del país explican lo que puede ser una visión general de la situación: “La mayoría de los bancos están monitorizando a los clientes hiperendeudados más por prevención que pensando en aplicar cuidados paliativos”. La sangre, de momento, no llega al río y la ratio de morosidad se encuentra en el 4,3%, según los datos del Banco de España a cierre del pasado mes de noviembre, lo que constituye la tasa más baja desde principios del 2009.

¿Cómo deberían trabajar ahora las empresas? Según Bueno, de Garrigues, “siempre hay urgencia en trabajar preventivamente, cosa distinta es que la condición humana no acostumbre a hacerlo mientras tenga tiempo para otros quehaceres, pero, sin duda, la anticipación del riesgo permite conseguir sacar adelante soluciones menos dramáticas”.

Los expertos avisan de que la calma relativa actual no durará para siempre. Los tipos de interés empiezan a tensionarse al alza y la liquidez ilimitada tiene los días contados. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea, entre otros, insisten en que habrá que acometer planes de consolidación fiscal –la deuda pública española está en 4,3 billones, casi el 120% del PIB– y el viento puede cambiar en cualquier momento. “No hay que ser un lince para darse cuenta de que vamos a tener cinco o seis años muy complicados”, avisa Álex Soler Lluró, socio de EY.

A muy corto plazo, la flexibilidad de la banca y la posibilidad de alargar el plazo de vencimiento de los préstamos ICO facilita las cosas. “Se están evitando muchos concursos gracias a dar patadas hacia adelante que no siempre constituye la mejor opción”, insiste Soler Lluró. que aboga por ir a la raíz de los problemas financieros de las empresas para labrarse un futuro sólido con cualquiera de las soluciones que hay hoy en el mercado.

La banca afronta la situación con relativa calma gracias a una tasa de morosidad a niveles de hace 13 años.

LALO AGUSTINA-LA VANGUARDIA

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