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Los montes de piedad avivan la competencia con préstamos al 7%

Edificio Monte Piedad Madrid

Hace año, las personas con pocos recursos económicos ahogadas por las deudas, pero también folclóricas y toreros con ingresos inestables, era quienes habitualmente acudían a los montes de piedad para empeñar sus joyas. Lo hacían a escondidas, por temor al qué dirán. 

Ese oscurantismo pasó a la historia. Estas instituciones sin ánimo de lucro se han modernizado y sus sucursales, muy similares a las bancarias, exhiben ahora amplias cristaleras. “Ya no es ningún estigma venir a los montes de piedad, ni se ve como el último sitio al que acudir, sino como un producto financiero más”, asegura Ramón Alba, director de MonteCredit y presidente de Presea, la asociación que engloba a siete de los diez montes de piedad que operan en España: El Monte (de la antigua Fundación Caja Madrid) y los montes de piedad gestionados por las fundaciones de Bancaja, Ibercaja, Unicaja, Caja España, Liberbank y Caja de Canarias. 

El Monte de Piedad de CaixaBank no pertenece a esta organización. Está gestionado por Microbank, su filial de microcréditos. 

Los montes de piedad fueron el germen de las centenarias cajas de ahorros y les han sobrevivido, porque la mayoría de ellas ha desaparecido. 

Durante la pandemia han captado un nuevo tipo de clientes, los autónomos con dificultades puntuales de liquidez, y están haciendo cambios para adaptarse a los tiempos. 

“Viene cada vez más gente joven, ya desde antes de la pandemia. También aristócratas con necesidad de liquidez, personas con empleos estacionales y autónomos que, en cuanto cobran las facturas pendientes, vienen a por las alhajas que han depositado como garantía”, explica el presidente de Presea. 

Condiciones 

“Se trata de un crédito mucho más barato que el revolving y que un préstamo al consumo inmediato y que ofrece grandes ventajas. En diez minutos tasamos la pieza, no aplicamos comisiones, ni de estudio ni de cancelación, y entregamos el dinero en metálico [vía transferencia si el importe supera los mil euros]”, añade. 

Estos créditos cobran un tipo de interés promedio del 7% anual, menos que otras opciones de financiación y no necesitan realizar ningún estudio de solvencia del cliente. Los créditos rápidos y las tarjetas revolving, por ejemplo, aplican un interés de entre el 16% y el 20% TAE de promedio. 

Lo que sí suelen cobrar los montes de piedad –no todos– son gastos por tasación y por custodia. De promedio, entre un 1% y un 1,5%, según fuentes del mercado. 

El producto que ofrecen son créditos a 12 meses renovables, aunque la mayoría se suelen amortizar a los 8-10 meses. Las joyas que se dejan en garantía se recuperan en el 97% de los casos. “La morosidad es cero porque, en caso de impago, podemos vender las piezas. Las subastas rara vez quedan desiertas”, explica el presidente de Presea. 

Edificio Monte de Piedad
Edificio Monte de Piedad

Números 

En 2020, los montes de piedad integrados en Presea concedieron 82.000 préstamos. A esa cifra habría que sumar los 16.270 formalizados por el Monte de Piedad de CaixaBank. El importe medio es de 657 euros y el saldo de financiación vivo asciende a 152 millones de euros. Los montes de piedad están captando unos 7.500 nuevos usuarios cada año y cuentan con 105.000 clientes con préstamos vivos. 

Estas instituciones, cuyos beneficios se destinan íntegramente a las fundaciones herederas de las cajas de ahorros, contribuyen a la lucha contra la exclusión financiera en la España vaciada. Este año, El Monte (el monte de piedad de la antigua Caja Madrid) ha llegado a un acuerdo con Correos con el objetivo de que clientes puedan renovar sus créditos en sus oficinas. Ya podían hacerlo desde hace algún tiempo en los cajeros de Santander y de Caixa Bank. Algunas cosas se pueden hacer también digitalmente. No la tasación, que debe ser in situ. 

Todos los montes de piedad realizan grandes inversiones en tecnología y en maquinaria de última generación capaz de detectar falsificaciones. Los diamantes sintéticos son la gran amenaza actual. Antes solo los rusos eran capaces de producirlos, pero han proliferado porque su fabricación se ha abaratado mucho. “Nuestros tasadores son gemólogos diplomados y tienen mucha experiencia, pero los diamantes creados en laboratorio son imposibles de detectar sin una buena tecnología”, explica el presidente de Presea. 

R. Lander. Madrid – Expansión

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