El 2020 se destruyeron 77.300 puestos de trabajo en Cataluña, y los sindicatos avisan que muchos no se recuperarán
Con la pandemia de la covid-19 surgió una crisis económica que se alargará todavía más que la sanitaria. El confinamiento y las restricciones han dejado un gran agujero en el mercado laboral. Sectores como el turismo, la restauración, el comercio y la cultura pasaron de ser fuente de ocupación a quedarse vacíos. En espera que se retome la actividad, muchos trabajadores se han visto forzados a reorientar completamente su vida profesional. Sindicatos y entidades que ayudan en la reinserción laboral han notado un repunte de demanda en planes de formación y de asesoramiento.
El virus pasó como una apisonadora por los sectores que tradicionalmente han generado más ocupación –aunque en muchos casos son puestos de trabajo precarios e inestables–. El impulso público a partir de los expedientes de regulación temporal de ocupación (ERTE) ha frenado una sangría encara peor de despidos y listas del paro inacabables. En Cataluña, según datos publicados por el Ministerio de Trabajo en febrero, más de 190.000 personas estaban todavía amparadas por un ERTE; durante el pico de la crisis llegaron a ser más de medio millón. Además, 62.000 personas tenían un trabajo fijo discontinuo antes de la pandemia, muy habitual en la restauración y el turismo, puestos de trabajo que no se han renovado.
El remedio de los ERTE no ha conseguido preservar todos los puestos de trabajo. El 2020, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), se destruyeron 77.300 puestos de trabajo en Cataluña. En servicios de alojamiento han desaparecido tres de cada manantial contratas laborales; en el de las agencias de viaje, dos de cada manantial y en restauración, uno de cada manantial. “Muchos profesionales han perdido el trabajo y en el momento en que se reactive todo podrán volver o no, porque estos puestos de trabajo simplemente no existirán”, dice Nuria Gilgado, secretaria de política sindical de UGT Cataluña.
En este contexto, ha surgido en muchos trabajadores la necesidad de reinventarse y orientar su vida profesional hacia otro oficio. La fundación Intermedia es una entidad que nació el 2012 para dar respuesta a los efectos de la crisis financiera de 2008. Intermedia desarrolla 45 programas públicos de reinserción y ha atendido 13.700 personas. Con el inicio de la pandemia vio claro que su función era muy necesaria. “Con la covid tuvimos que reaccionar rápidamente. Vimos que empezaban a llegar perfiles diferentes, de gente que empezaba a estar en ERTE”, explica la directora general de la fundación, Sònia Moragrega. De esta nueva necesidad surgió el programa Intermedia x Trabajo. “Nació como una campaña solidaria para asesorar laboralmente las personas que se habían quedado sin trabajo. Un curso en línea de cinco sesiones con los cuales ayudábamos los trabajadores a identificar sus competencias y detectar en qué sectores del mercado laboral son necesarias”, explica la directora general. Hasta finales de año atendió 166 personas y realizó más de 340 acciones de orientación laboral. Desde enero de 2021 implementó el programa con financiación pública y desde comienzo de año ya ha atendido 221 personas.
“Nos interesa ver qué necesita la empresa, pero no basándose en los requisitos curriculares, sino en las competencias que pueden tener los trabajadores a pesar de no haber estudiado exactamente el que se pide”, explica Anna Gusó, técnica de la fundación. Esta tarea de conectar empresas con trabajadores según las competencias también es presente a la plataforma Intermedia Job. “Para las empresas es muy útil, porque afinan el que necesitan. En este momento, ahora que es necesaria la orientación laboral, es prmordial ver qué competencias tienes”, añade Encarna Serrano, directora de operaciones de Intermedia.
Depresión y ansiedad
Por Fanny Ripollès, que tiene toda su vida laboral vinculada a la hostelería, quedarse sin trabajo fue un calvario. “Envías currículums, no te trucan, piensas que tienes que cambiar de profesión, pero, a que te dedicas con 52 años?”, se pregunta. Encontró en las redes sociales un programa de orientación de la fundación Intermedia y ahora está haciendo un curso de carnicería. “En hostelería, llegar al nivel de antes del confinamiento tardará años y no puedes estar esperando. Sé que, cuando puedan, me trucarán del hotel, pero cuando será?” Valeria Ibáñez, de 53 años, también está en un programa de la fundación después de haberse quedado sin ocupación como dependienta de una tienda de moda. Con una situación personal y familiar complicada, quedarse sin trabajo la llevó a la depresión y la ansiedad e incluso intentos de suicidio. “Conocí la fundación por el SEPE y ahora estoy mejor, porque algo saldrá, seguro”, dice. Explica que lo han ayudado a valorar qué competencias tiene y, sobre todo, distinguir en que quiere trabajar y en que no.
La crisis también ha impactado en los jóvenes. Bárbara Ruiz, de 27 años y graduada en Turismo, está en un ERTE parcial en una agencia de viajes. “Al principio fue muy estresante por el teletrabajo y las cancelaciones. Ahora estoy trabajando muy pocas horas en la semana”, explica. Quiere cambiar de sector y está haciendo un curso de marketing digital para encontrar trabajo en publicidad. Otro de los trabajadores que atiende la fundación es Claudio González, de 52 años y con amplia experiencia en frutería. “Hace más de 30 años que trabajo en el sector y he llegado a tener 48 personas a mi cargo. Después de haber trabajado en el momento más duro del confinamiento, con el riesgo que implicaba, en junio me quedé sin trabajo, se me acabó el paro en diciembre y tengo que vivir con 450 euros en el mes”, explica. González destaca la ayuda de la fundación para confeccionar un buen currículum: “Era un desastre”, admite, “pero ahora estoy muy orgulloso, yo me contrataría”.
La destrucción de ocupación en la industria y la banca
De los 77.300 puestos de trabajo desaparecidos el 2020 en Cataluña, 33.100 provienen del sector industrial. En este primer trimestre de 2021 se ha creado ocupación en todos los sectores económicos menos en la industria, donde se han destruido 8.900 puestos de trabajo, según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). “No ha tenido nada que ver con la crisis sanitaria, se trata de estrategias de deslocalización de las multinacionales. Pero han aprovechado el momento”, explica Nuria Gilgado, secretaria de política sindical de UGT en Cataluña.
Los parados que proceden de despidos en la industria y los que surgirán de la banca en los próximos meses tienen una importante experiencia y un nivel de especialización que no se percibe en sus currículums. “Por eso es tan importando que se puedan acreditar las competencias que tienen. Son gente que quizás no tiene todos los estudios, pero que tienen muchos conocimientos, gracias a su experiencia, que los hace muy valiosos”, destaca Gilgado. En este sentido, los sindicatos consideran que para la reinvención en las carreras laborales es primordial la ocupación. UGT y CCOO consiguieron que la Generalitat aprobara ayudas para la formación al último paquete de ayudas para las personas en ERTE.
“Pero también hay que repensar el mercado de trabajo que tenemos, que es muy débil, muy basado en el sector turístico, en la temporalidad y en la precariedad”, comenta Gilgado. “Hace falta un cambio de modelo productivo, invertir en industria y en investigación. Los países que mejor han aguantado la crisis son los que invierten mucho en estas áreas”, resume la dirigente de UGT
JOSEP CATÀ FIGULS – EL PAÍS