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La reforma concursal da un giro a las reestructuraciones

BALANCE El segundo año de aplicación de la nueva Ley Concursal deja una mayor complejidad en los procedimientos, según una guía elaborada por Cuatrecasas.

En el pasado mes de agosto se cumplieron dos años desde la entrada en vigor de la nueva Ley Concursal, cuya principal novedad fue la introducción de los planes de reestructuración como herramienta para salvar a las empresas en crisis. Aunque esta nueva figura ha requerido desde entonces un importante esfuerzo de adaptación por parte de todos los actores implicados, el mercado español ya ha visto algunos casos significativos como el de Celsa.

El segundo año de aplicación de la reforma concursal ha puesto de relieve una evolución técnica significativa: las reestructuraciones se han convertido en la herramienta preferida por los operadores del mercado para tratar de garantizar la viabilidad de compañías en dificultades.

Aunque la experiencia ha hecho aflorar una mayor complejidad en los procedimientos, algunas controversias se han ido clarificando en este periodo, según una guía elaborada por Cuatrecasas, que ha analizado más de 50 operaciones de reestructuración a través de las resoluciones judiciales que han recaído sobre ellas.

«Ha aumentado significativamente la falta de consensualidad en los planes homologados, lo que se traduce en una mayor anticipación por parte de los deudores con un incremento de las solicitudes por los acreedores sin el consentimiento del deudor, que seguramente proliferarán en el futuro», apuntan Ignacio Buil y Fedra Valencia, socios de Cuatrecasas.

Tendencias

La guía confeccionada por el despacho de abogados destaca algunas de las principales tendencias en la reestructuración preconcursal. Entre ellas, sobresale el aumento paulatino pero incipiente de la revisión judicial de la solicitud de homologación sin contradicción previa. En el primer año de aplicación, estos fueron mayoritarios, salvo excepciones como Xeld y Celsa. Doce meses más tarde, se han emitido numerosas sentencias resolviendo impugnaciones u oposiciones a la homologación de planes de reestructuración.

Además, la discusión en torno a la correcta formación de clases de créditos y el perímetro de afectación se han convertido en los aspectos que centran las impugnaciones u oposiciones de los casos. El hecho de que un litigio sobre estos aspectos culmine con resultado exitoso refuerza el interés de los acreedores en alinear su voluntad con la de la mayoría.

Otras cuestiones que destacan en el estudio de Cuatrecasas son el incremento de la afectación de la financiación interna o nueva, y la capacidad imprevista de créditos de derecho público para la aprobación de los planes de reestructuración.

El aumento de la falta de consensualidad en la promoción de planes de reestructuración es otro factor llamativo. «La ausencia de regulación de un régimen para los planes competidores y las soluciones judiciales al respecto fomentan una carrera de los actores de la reestructuración por solicitar la homologación del plan en primer lugar, a pesar de la ausencia de consenso», señala Ignacio Buil, socio coordinador del grupo de reestructuraciones, insolvencias y situaciones especiales de Cuatrecasas.

A pesar de la inclusión de la probabilidad de insolvencia como presupuesto objetivo, el estudio revela que los escenarios de crisis predominantes siguen siendo la insolvencia inminente y la insolvencia actual. Asimismo, por ahora son testimoniales los casos de solicitud de homologación judicial por los acreedores en los que no existe conformidad del deudor.

Fedra Valencia, socia del mismo grupo de práctica, afirma que «el precedente del caso Celsa generará sin duda, por un lado, una mayor avidez por la promoción de la reestructuración por parte de los acreedores para evitar la pérdida de poder de decisión», y, de otro lado, un mayor control sobre los planes de reestructuración solicitados por los deudores sin conformidad por parte de los acreedores en los que el cambio en el control social sea una medida estrella».

Por último, el informe subraya un incremento en la litigiosidad de los planes de reestructuración y los procesos de homologaciones sometidos a impugnación. De forma adicional, la ausencia de un sistema judicial centralizado que permita fijar doctrina conlleva que se produzca con frecuencia un tratamiento diferente de ciertos materiales, lo que deriva en una menor seguridad jurídica al respecto.

NUEVA FIGURA

La entrada en vigor de la nueva Ley Concursal introdujo los planes de reestructuración como instrumento para salvar a empresas en crisis. Desde entonces, se han producido algunos casos de éxito como el de la siderúrgica Celsa.

DISTINTOS ESCENARIOS DE INSOLVENCIA

  • Solo tres de los 50 planes analizados por Cuatrecasas ven en la probabilidad de insolvencia el presupuesto objetivo preconcursal.
  • En torno al 40% de los planes de reestructuración en el último año apuntaron a la insolvencia actual como presupuesto objetivo.
  • La insolvencia inminente es el presupuesto objetivo en más de la mitad de los casos, con ejemplos como los de Codere y Naviera Armas.

Autor: Jesús de las Casas. Madrid

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